“Incluso a la
más perfecta de las reproducciones le falta siempre una cosa: el aquí y ahora
de la obra de arte, la unicidad de su existencia ahí donde se encuentra.”
WALTER BENJAMIN
En el siglo XXI las formas de
experimentar el arte han mutado. Theodor Adorno señaló en su Teoría estética el carácter caduco y
transitorio del arte. Una muerte del arte acorde con su propio devenir. Después
del fin del arte, señalado también por Arthur Danto, surge un denominado arte
poshistórico y acaecen nuevas formas de aproximación estética al mismo
generadas por la llamada sociedad del bienestar y de los mass media.
Si Walter Benjamin reflexionó sobre
la obra de arte en la era de su reproducción mecánica y del paso de la
presencia única a la presencia masiva, hoy día podríamos adoptar el término de posreproducción, pues las profundas transformaciones
sociales y tecnológicas hdificado de forma determinante no sólo el
concepto de aura de la obra de arte sino también los modos dan moe ver.
De la obra de arte
entronizada y venerada por la tradición artística, limitada al acceso
exclusivista por parte de un sector de la población, se ha producido la conversión
a una obra cercana al público y difundida de forma masiva, la mayoría de las
veces como un objeto de consumo más. Estamos en un estadio superior de la era
de la reproducción técnica de la imagen sobre la que teorizó Benjamin.
La negación de lo único y la
cultura de la seriación del objeto fue uno de los leitmotiv del Pop Art. La multiplicación de la imagen con la
consiguiente desacralización de la misma fue habitual en la obra de Andy Warhol
quien, en trabajos como Thirty are better
than one (1963), ya dejó claro que treinta Giocondas son mejor que una.
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Thirty are better than one (1963, Andy Warhol) |
La adopción del término posreproducción hace referencia a los
avances High-tech que presenta hoy en
día la cultura para acercar al espectador a las obras de arte. Estos nuevos
medios técnicos conllevan una modificación de la actitud del público. Los
tradicionales modos de disfrute son sustituidos por fórmulas más lúdicas y digeribles. El peligro criticable recae en
que, en ocasiones, ofrecen una aproximación superficial y no fomentan una
actitud reflexiva y critica.
¿Cómo varía el fenómeno de la
inmersión contemplativa entre un original en directo y una reproducción?
¿Funciona, por ejemplo, ante el recogimiento y la introspección necesarios para
la plena comprensión de un Rothko? ¿Estamos tan massmediatizados que preferimos ver la obra de arte a través de una
pantalla y no frente a frente, en directo? Todas estas estrategias novedosas que
presenta el sector cultural, ¿se hacen con el objetivo adaptarse a los nuevos
tiempos, o también implican fines de rentabilización económica puesto que el
arte es un producto más dentro de la economía de mercado sujeta a la ley de la
oferta y la demanda?
Con Ceci n`est pas une pipe Magritte nos señaló que su obra no era una
pipa sino la imagen de una pipa. Una reproducción de una obra arte, por muy
fiel que sea, no es la obra de arte. Conviene no dejarse embaucar por
efectismos tecnológicos varios en esta cultura de masas en la que la tecnología
suple en numerosas ocasiones al conocimiento empírico.
Dicho esto, no debe obviarse que
los tiempos han cambiado y la noción de contemplación estética tradicional ha
quedado, en cierta media, obsoleta. José Jiménez en su Teoría del Arte afirmó que “en
este mundo vertiginoso, marcado por la velocidad y la prisa, la serenidad de la
contemplación estética tradicional se ha hecho inviable”.
En este sentido, han surgido una
serie de interesantes propuestas para difundir el arte de una manera novedosa y
didáctica. Entre ellas, destacan los recorridos virtuales por los museos y sus
obras, a través de los cuales y por medio de un simple zoom uno puede explorar
detalles de las obras casi imperceptibles por la visión en vivo y en directo
del ojo humano. Es el caso
de la iniciativa
Google Art Project, nacida en el año 2011.
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La traición de las imágenes (1928-1929, René Magritte) |
Google Art Project es un portal
gratuito que presenta como objetivo una modificación de los modos tradicionales
de acercamiento del espectador al arte. Ofrece recorridos virtuales por museos
de todo el mundo por medio de la tecnología conocida como “street-view”, que
facilita visitas on-line con panorámicas de 360º a obras clave de la Historia
del Arte. Supone el ejemplo perfecto de aplicación de las nuevas tecnologías al
arte, de “posreproducción mecánica” (si Walter Benjamin levantara la cabeza…), de
digitalización High-tech que proporciona detalles microscópicos de aspectos
como el trazo del artista o el craquelado de la obra. Un avance significativo,
sin duda. The Metropolitan Museum of Art,
el Museo del Hermitage de San Petersburgo, el Palacio de Versalles, el Rijksmuseum,
la Tate Britain, el Museo Reina Sofía y el Museo Thyssen-Bornemisza son algunas de las
instituciones que forman parte de esta plataforma.
En su momento, aparecieron
recogidas en la prensa las declaraciones de Amit Sood, director del proyecto: “La sensación de estar delante de una obra
de arte no podrá ser reproducida nunca, por mucho que avance la tecnología.
Cuando lancé el proyecto creía que sí, pero a medida que visitaba los museos me
di cuenta de que es otra historia”. Aunque luego cambiase de opinión…
resulta inquietante que este hombre considerase que la reproducción de una obra
de arte (por muy alta calidad que tenga) pudiese sustituir a la propia obra de
arte, que esa idea fuese uno de los motores a la hora de poner en marcha esa
magna empresa cultural. Aceptemos la rectificación o pensemos que quizás pueda
tratarse de una declaración desafortunada o fuera de contexto. Ahora bien, este
nuevo formato de contemplación estética no debe quedarse en los aspectos anecdóticos
de pretender observar posibles imperfecciones en el rostro de una Diosa o de
una Madonna.
Desde Google Art Project se insiste
en la universalidad de alcance al que ponen las
obras de arte, en la democratización cultural que ello supone pues facilita el
acceso al arte a millones de personas que no pueden visitar un museo. Eso es
cierto y elogiable.
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Google Art Project |
No es cuestión de
situarse de forma inamovible en el bando de los apocalípticos o, por el
contario, en el de los integrados, siguiendo la clasificación de Umberto Eco.
Pero este tipo de herramientas tecnológicas novedosas deben considerarse como lo
que son: un medio, no un fin. No adoptar una actitud de rechazo, porque no
tiene sentido oponerse a las ventajas y novedades que conlleva el progreso, pero
tampoco de aceptación sin reservas, sin desarrollar un juicio propio al
respecto.
Los medios y modos de
transmisión de la cultura en general y, de las obras de arte en particular,
están sujetos a cambios continuos. Existe una excesiva insistencia en que el
espectador de arte tenga experiencias virtuales, cuando lo primordial consiste
en enseñar a aprender a ver y generar un disfrute artístico más allá de medios
técnicos novedosos. El público tiene
que saber aproximarse al arte sin tanta retórica tecnológica. Sentarse delante
de la pantalla del ordenador y absorber información sin más no tiene ningún
sentido. El arte y la educación artística son demasiado importantes para ser
consumidos a la ligera. Es necesario despertar una conciencia y una visión
sensible y estética en el espectador de arte, desarrollar unas bases a partir
de la cuales establezca una actitud
crítica propia que le conlleve a la formulación de juicios de gusto. Porque el
gusto también se educa.
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Google Art Project |
Tàpies insistió en sus
escritos en un aspecto fundamental: “La
preparación de la sensibilidad de los
ciudadanos para que desarrollen su sentido crítico”. Y Stefan Zweig sentenció con sabias palabras: “Ningún deleite artístico puede ser perfecto mientras sólo sea pasivo.
Nunca comprenderemos una obra con sólo mirarla. Donde no preguntamos, nada
aprendemos, y donde no buscamos, no encontramos nada.” Ésta debe ser la
actitud a fomentar en el espectador del arte.
Bibliografía:
BENJAMIN, W.: La obra de arte en la época de su reproducción mecánica. Casimiro
libros, Madrid, 2010.
ECO, U.: Apocalípticos e integrados. Tusquets, Barcelona, 2009.
FREELAND, C.: Pero ¿esto es arte? Una introducción a la teoría del arte.
Cuadernos de Arte Cátedra, Madrid, 2003.
JIMÉNEZ, J.: Teoría del Arte. Tecnos/Alianza, Madrid, 2002.
TÀPIES, A.: Valor del arte. Ave del Paraíso Ediciones, Madrid, 2001.
ZWEIG, S.: El misterio de la creación artística. Sequitur, Madrid, 2012.
Artículo publicado en la revista Doblespacio Magazine nº1: Transmitiendo cultura
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