“Quiero
decir unas palabras a favor de la Naturaleza, de la libertad total y el estado
salvaje, en contraposición a una libertad y una cultura simplemente civiles;
considerar al hombre como habitante o parte constitutiva de la Naturaleza, más
que como miembro de la sociedad.”
Caminar, Henry Thoreau
Concesión al territorio |
Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de
Castilla-La Mancha, Cristina Ferrández (Alicante, 1974 - Reside en Asturias) es una artista
multidisciplinar de amplio itinerario profesional cuyo trabajo abarca escultura,
fotografía, videoarte e instalación. En su
haber cuenta con un extenso número de exposiciones, tanto individuales como
colectivas, así como becas y premios que reconocen la valía de su creación. Ha sido becada por
instituciones como Cajastur, el Instituto Alicantino de Cultura Juan
Gil-Albert, la Fundación Bilbao Arte Fundazioa,
las Becas Al Norte para
proyectos expositivos de El Comercio de Gijón (Asturias) y el Blacklock
Nature Sanctuary de Minnesota (USA), entre otros. Ha recibido también ayudas a
la promoción artística por la Consejería de Cultura y Turismo de Gobierno del
Principado de Asturias y, en el último año, ha desarrollado el proyecto Paso de Gigantes en LABoral Centro de
Arte y Creación Industrial, el proyecto
Crónica para Photoalicante 2014 y la exposición Pangea/Panthalassa en la galería ATM de Gijón.
Queriendo navegar |
A
través del estudio del territorio Cristina Ferrández explora cuestiones de
género, ecología, antropología, sociología y geografía humana, por medio de las
cuales muestra su personal zeitgeist (espíritu
de época), su compromiso con el tiempo que le ha tocado vivir.
El análisis que
realiza sobre el acontecer histórico coetáneo pone el foco de atención en temas
vinculados a la pérdida de las estructuras estables del individuo, el carácter
normativo y reglar de las instituciones, la antropización del territorio y la
alienante sociedad de la llamada “sobremodernidad” por el antropólogo Marc Augé.
Sumidos en una
contemporaneidad abrumada por un modelo económico ultraliberal, un continuo
desarrollo tecnológico y una delirante sociedad mass media, la obra de
Ferrández busca un retorno a la naturaleza y reacciona ante la situación del
sujeto preso de los “tiempos hipermodernos” de Gilles Lipovestky, proponiendo una
vuelta a la libertad que supone la inmersión en los elementos naturales. Así, el
paisaje y la relación del individuo con el entorno se convierten en leitmotiv
de su trabajo.
La presa |
La
relación con el medio que propone Cristina Ferrández es concebida en ocasiones
de una manera muy ritual situándose los antecedentes de algunos de sus trabajos
en acciones cercanas al Body Art
desarrollado desde finales de los años sesenta por nombres como Dennis
Oppenheim, Michael McCafferty, Graham Metson, Charles Simonds o Ana Mendieta. Así,
la figura humana, que en gran parte de las ocasiones es la propia artista,
busca una fusión con el medio natural a modo de catarsis y de renovatio, en aras de una disolución en
los elementos naturales como paralelismo metafórico de una regeneración del
alma humana.
Nido |
En algunos de sus trabajos es frecuente que la
figura humana aparezca subsumida en un ambiente sobrecogedor vinculado a la
sublimidad teorizada por Edmund Burke quien, en Investigación filosófica sobre el origen de nuestras ideas de lo
sublime y de lo bello (1757), afirmó: “La
infinitud tiene una tendencia a llenar la mente con esa especie de horror
deleitable que es el efecto más genuino y la prueba más verdadera de lo sublime.”
Partiendo de estas reflexiones estéticas, en proyectos como Territorios desheredados, la figura se
diluye en la inmensidad e infinitud de un medio que desborda la mente del
sujeto y que supone el empequeñecimiento del individuo ante una naturaleza
inabarcable. Esta indagación de Cristina Ferrández en el paisaje es abordada
con una especial sensibilidad estética y
cierta dosis de componente onírico e irreal.
Corrientes evasivas, del proyecto Territorios desheredados |
Siguiendo
esta línea burkiana, en la pieza de vídeo de contenido alegórico del proyecto Moradas esenciales, una figura alada
dialoga con un paisaje marítimo ambientado en la abrupta costa del Cantábrico.
Articulado mediante tres secuencias principales, el vídeo responde al ideal de
la Gesamtkunstwerk u obra de arte total fusionando arte visual,
música y coreografía. Ésta última es interpretada por la bailarina Laura Cueto
quien, metamorfoseada con unas alas negras, se mueve en la ambigüedad
existencial de "victoria" a "ángel caído", aludiendo de
forma metafórica a la desmembración de las estructuras y las moradas.
Frame del vídeo del proyecto "Moradas esenciales" |
El influjo del Land Art en su obra genera que el paisaje no sólo sea fuente de
inspiración temática, sino que su materia y esencia intrínsecas se convierten
en componentes artísticos también. Por ello, es habitual que los elementos a
partir de los que crea sus instalaciones escultóricas procedan de la naturaleza
a modo de site specific o indoor earthworks. Sus “Nidos”, que
pueden ponerse en relación con los realizados por Andy Goldsworthy, descontextualizan
materiales extraídos de enclaves naturales pero concebidos para un espacio
cerrado a la manera de los specific
objets Richard Long.
Ferrández
realiza expediciones en las que recolecta materiales, especialmente ramas y
varas, que más adelante pasarán a disponerse en los espacios interiores de
galerías y muesos. En este sentido recurre a la habitual práctica en Richard Long
de caminar y recolectar como manera de aproximación al paisaje.
Germinal |
El mito del eterno retorno y la
concepción cíclica del tiempo constituyen
la base teórica sobre la que se asienta una parte importante del trabajo
de Cristina Ferrández. Es el caso del proyecto titulado La pérdida de Perséfone, cuyo objetivo radica en analizar el
posicionamiento de la mujer hacia la realidad contemporánea.
Siguiendo al historiador de las
religiones Mircea Eliade, en la voluntad de repetición más que “una resistencia a la historia y una
rebelión contra el tiempo histórico”, parece observarse “una tentativa para reintegrar ese tiempo
histórico, cargado de experiencia humana, en el tiempo cósmico, cíclico e
infinito.” Para los pueblos primitivos la historia es un ciclo que se
repite hasta lo infinito: nacimiento, crecimiento, decrepitud y
desaparición. El hombre arcaico
soportaba el empuje de la historia porque ésta podía ser renovada, podía ser
abolida por medio de la repetición de la cosmogonía y de la regeneración
periódica del tiempo.
La pérdida de Perséfone |
La
pérdida de Perséfone está basada en el mito del rapto de
la hija de Zeus y de Deméter. La mitología cuenta que el origen de la Primavera
parte de este rapto pues, cuando Perséfone es llevada a los Infiernos las
flores se entristecieron y murieron pero, a su regreso, las flores renacieron
por la alegría que les causa el retorno de la joven. El descenso y el regreso
de Perséfone del Inframundo provocarían el cambio de estación y el carácter
cíclico de la tierra.
Para
Ferrández el sujeto soporta la presión de la historia contemporánea mediante un
una renovatio vital que le fusione
con el entorno. El objetivo es eliminar el miedo del sujeto contemporáneo ante
el devenir anulando la irreversibilidad de una historia lineal que conlleve un
progreso extremo y transformaciones definitivas. Por ello, el retorno a la naturaleza
supone la válvula de escape necesaria para no caer en el pesimismo y el
nihilismo históricos. La naturaleza, en su movimiento de eterno retorno, sería
refugio de restablecimiento continuo.
La pérdida de Perséfone |
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