El
estereotipo femenino de la eterna musa
en las revistas ilustradas españolas
en las revistas ilustradas españolas
Ese
mal infinito del que crees ser tan docta, ¿nunca te ha hecho temblar,
espantada, pensando que la vida, que es grande en designios ocultos, te
utiliza, oh mujer, del pecado la reina, animal vil, al cabo… para dar vida a un
genio?
Charles
Baudelaire, Las Flores del Mal
La
iconografía femenina en la cultura figurativa occidental ha sido construida desde
un punto de vista exclusivamente patriarcal. La mujer, reducida a objeto
ornamental y considerada como territorio sexual a conquistar, no existía
independientemente de la mirada masculina.
En
Nuevo Mundo la artista CristinaToledo presenta una serie de reproducciones pictóricas de portadas de antiguas revistas
ilustradas españolas que ejemplifican cómo la identidad femenina dependía de su
cotización erótica. Cada lienzo, como
cada portada, retrata a mujer vestida a la moda del momento. Pero, más allá de
la estética de la indumentaria, cada fémina cumple con los cánones de belleza
de su época presentándose atractivas y seductoras ante la mirada del espectador-voyeur
o posible comprador de la revista sobre el cual actúan a la manera de reclamo.
Elennuccia Liona (Acrílico y óleo sobre lienzo, 46 x 38 cm., 2016) |
Mlle. Requena, La
Argentina, Mlle. Besnard, Fifi Morano, Elennuccia Liona o Paquita Escribano son
los nombres de algunas de ellas. Otras, simplemente figuran como anónimas o
desconocidas. Ni siquiera tienen nombre propio porque, realmente, no lo
necesitan para cumplir su función de “chicas de portada” sentenciadas a ejercer
un rol pasivo y nunca creador. Muchas de ellas eran actrices o cantantes
destacadas en su profesión. Pero eso no importa. No es ese tipo de valía lo que
las ha situado en la primera plana de estas revistas sino su poder erotizante
para el género masculino. Aquí su físico es su propio espectáculo, no sus dotes
para la canción o la actuación. Ejercen de meros elementos decorativos
generadores de deseo para el hombre y, al mismo tiempo, funcionan como representaciones
coercitivas para las propias mujeres presionadas a valorarse en función de esa
mirada varonil y deseando llegar a ser tan atrayentes como los iconos
observados.
Gilda (Acrílico y óleo sobre lienzo, 48 x 36 cm., 2016) |
Cristina Toledo parte
en este trabajo pictórico de revistas como Nuevo
Mundo (1894-1933), Mundo Gráfico
(1911-1988) o La Actualidad Española (1952-1979)
que contenían información general, crónicas de actualidad política y cultural, viñetas
humorísticas, artículos deportivos, narraciones breves y anuncios publicitarios.
Los contenidos estaban elaborados por y para hombres.
En primer lugar, y teniendo en cuenta los datos que aportan los estudios de historia de las mujeres en España, porque hacia el año 1900 la cifra de mujeres analfabetas superaba el setenta por ciento de la población. Y, aunque ésta se fue reduciendo progresivamente, en 1930 los índices aún se situaban en el cincuenta por ciento. Bien es cierto que España era todavía un país con unas tasas de analfabetismo general situadas muy por encima de las medias europeas, pero también es cierto que esta lacra se cebaba especialmente con el sector femenino.
Por ello, la presencia de las mujeres en las revistas de la época se reducía a su aparición en los anuncios publicitarios y en las portadas bajo el estereotipo del “ángel del hogar” frente a la “Eva tentadora” representante de la caída del hombre en el pecado original. Esta era la dialéctica que englobada la realidad social de las mujeres de las primeras décadas del siglo XX español. Amparo Serrano de Haro en el libro Mujeres en el arte. Espejo y realidad sentencia al referirse a esta dicotomía:
En primer lugar, y teniendo en cuenta los datos que aportan los estudios de historia de las mujeres en España, porque hacia el año 1900 la cifra de mujeres analfabetas superaba el setenta por ciento de la población. Y, aunque ésta se fue reduciendo progresivamente, en 1930 los índices aún se situaban en el cincuenta por ciento. Bien es cierto que España era todavía un país con unas tasas de analfabetismo general situadas muy por encima de las medias europeas, pero también es cierto que esta lacra se cebaba especialmente con el sector femenino.
Por ello, la presencia de las mujeres en las revistas de la época se reducía a su aparición en los anuncios publicitarios y en las portadas bajo el estereotipo del “ángel del hogar” frente a la “Eva tentadora” representante de la caída del hombre en el pecado original. Esta era la dialéctica que englobada la realidad social de las mujeres de las primeras décadas del siglo XX español. Amparo Serrano de Haro en el libro Mujeres en el arte. Espejo y realidad sentencia al referirse a esta dicotomía:
“Con el poder de convertir a la mujer en el
objeto de su mirada, el hombre ha inventado a la mujer y, por lo tanto, una
feminidad que es la imagen de sus deseos y también de sus temores. En la
dualidad prototípica de la cultura occidental, las mujeres han sido Eva y
María, santas y putas, brujas y niñas, cortesanas y aldeanas, diosas y esclavas…”.
Mlle. Requena (Acrílico asobre lienzo, 48 x 36 cm., 2016) |
Así, los anuncios
publicitarios que las revistas contenían en su interior estaban reservados a la
mujer en su papel de “ángel del hogar”, dedicada al cuidado del esposo, a la
crianza de los hijos y a las tareas domésticas. Por ello los productos
ofertados oscilaban entre artículos cosméticos y de perfumería con el objetivo
de estar bellas y seducir a los hombres y, por otro lado, presentaban
aspiradoras y electrodomésticos varios destinados a lograr un ama de casa más profesional.
El contrapunto iconográfico
se sitúa en las portadas funcionando como llamada de atracción y en ello se
centra este trabajo de Cristina Toledo. La Eva (también Judith, Salomé,
Lucrecia, Lilith… el imaginario parece casi infinito), o la femme fatale baudeleriana tan del gusto
del simbolismo y del decadentismo finisecular, se ofrecía seductora y sensual
al público varonil de la revista. Pero ahora esta mujer fatídica deviene
terrenal y se despoja del disfraz bíblico o mitológico para encarnarse en una
mujer de carne y hueso. Son vamps del
espectáculo, actrices y cantantes que han sido despojadas por el sistema
patriarcal de su consideración de artistas para ser recluidas a la función de modelos.
Anónima (Acrílico y óleo sobre lienzo, 48 x 36 cm., 2016) |
Algunas de estas
“chicas de portada” reflejan los estereotipos de la mujer española, con una
indumentaria compuesta por mantillas, manolas, peinetas y mantones de flores.
Es la mujer morena y exótica que tanto gustaba al viajero romántico. Exhibidas en
diferentes poses miran al espectador, provocan, dejan ver escote u hombros,
insinúan su voluptuoso cuerpo. Actúan, en definitiva, como señuelo. Otras, no
se muestran tan descaradas y, siguiendo la estética del modernismo catalán de
Ramón Casas, se presentan melancólicas y lánguidas con sombreros decorados por
plumas al estilo de la Belle Époque.
Ya sea bajo uno u otro prototipo de mujer, la intención de Cristina
Toledo es poner de relevancia cómo las portadas de estas antiguas revistas
ilustradas españolas contribuyeron a la consolidación y difusión de un
estereotipo femenino consagrado al papel de eterna musa.
Mlle. Bernard (Acrílico y óleo sobre lienzo, 48 x 36 cm., 2016) |
Nuevo mundo | VuelaPluma Ediciones | 12 de diciembre al 28 de diciembre de 2016
Cristina
Toledo: “En esta serie trabajo a partir
de antiguas revistas españolas ilustradas. Podemos ver sus portadas
reproducidas manualmente, pero no leer sus contenidos, más allá del nombre de
cada publicación.
En
cada una de ellas, observamos a una mujer. Estas mujeres, acordes a los cánones
de belleza de su época, funcionan como un reclamo para el posible comprador de
la revista. En los originales no aparece apenas información sobre estas
personas; sólo su nombre y profesión y en algunos casos su procedencia. Tampoco
esos datos nos ayudan a ir más allá de la superficie. Son utilizadas como
elementos decorativos, generadores de deseo. Nos quedamos aquí con sus imágenes
para al menos rescatarlas del olvido momentáneamente.”
Desconocida (Acrílico y óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm., 2016) |
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