domingo, 23 de noviembre de 2014

CHARLES SAATCHI, UN COLECCIONISTA DE MARCA

Charles Saatchi, adalid de los artistas emergentes, no sigue modas sino que crea tendencias. Como gran promotor del arte contemporáneo fue impulsor, en la década de los noventa, del llamado joven arte británico. En 1997 tuvo lugar en Londres la exposición Sensation. Young British Artists from the Saatchi Collection. La muestra supuso la consolidación de la colección, la reafirmación de la imagen corporativa de Saatchi como coleccionista y el éxito nombres como Damien Hirst,  Tracey Emin, Sarah Lucas, Jake y Dinos Chapman y Richard Billingham.

En 1970, Saatchi fundó con su hermano Maurice la famosa agencia Saatchi&Saatchi. El gurú de la publicidad afirma que empezó a coleccionar arte antes de entrar en este medio y, a día de hoy, se ha convertido en uno de los coleccionistas y galeristas más influyentes del mundo.

Charles Saatchi

Su colección está en continuo movimiento. Algo no muy habitual en un coleccionista al uso pero sí en Saatchi, cuya forma de coleccionar está estrechamente vinculada con el marketing y las estrategias publicitarias. En el provocador libro-entrevista titulado Me llamo Charles Saatchi y soy un artehólico, el coleccionista se retrata a sí mismo como un auténtico adicto al arte, rechaza la idea de aglutinar obra hasta convertirse en una especie de Charles Foster Kane en su Xanadu particular y argumenta: “Compro lo que me gusta. Luego, si me apetece, lo vendo y compro más. Como llevo haciendo lo mismo desde hace 30 años, creo que la mayoría de la gente del mundo del arte ya sabe de qué voy.  Que venda no quiere decir que haya cambiado de idea sobre lo que he comprado, simplemente significa que no quiero almacenarlo todo para siempre".

Es habitual que Saatchi saque a subasta obra propiedad de la colección para recaudar fondos con los que pagar sus actividades educativas y su política de entrada gratuita a todas las exhibiciones. Otra vía de los beneficios de la venta en subastas ha ido destinada a la concesión de becas en instituciones artísticas de Londres. Además, a modo de mecenas renacentista, ha costeado la producción de diversos artistas como Jenny Saville y Damien Hirst. Así se financió la creación del tiburón en formol de éste último. 

The physical impossibility of death in the mind
of someone living (1991, Damien Hirst)

La reventa de obra le ha salido muy rentable. Un buen ejemplo de ello fue el citado tiburón de Hirst, oficialmente titulado La imposibilidad física de la muerte en la mente de alguien vivo (1991) y extraoficialmente rebautizado como “el tiburón de doce millones de dólares”, otorgando título al libro de Don Thompson en el que se analiza la economía del arte contemporáneo y las casas de subastas. Thompson ha calificado a Saatchi como “coleccionista de marca”, es decir que “sus compras obtienen una gran publicidad y crean una reputación instantánea al artista. Que una obra sea propiedad de Saatchi eleva su precio, o la cotización del artista en el mercado.”

Como estratega del coleccionismo, Saatchi busca un arte que provoque una respuesta del público, a modo de campaña de publicidad. Aconseja comprar siguiendo los gustos personales y dedicando a ello todo el tiempo necesario. Admira al coleccionista Panza di Biumo, pues adquirió grandes instalaciones de Carl Andre, Donald Judd y Dan Flavin en un momento en el que a nadie le parecían interesantes. El ejemplo de Giuseppe Panza le sirve para argumentar uno de los principales consejos que considera fundamentales a la hora de coleccionar: el coleccionista tiene que tomar sus propias decisiones. A modo de axioma Saatchi sentencia: “A veces tienes que comprar arte que sólo tiene valor para ti, porque te gusta y crees en él.”

My bed (1998, Tracey Emin)


Artículo publicado para Bcollector

lunes, 10 de noviembre de 2014

ISABEL GIL

       El mapa es elemento constitutivo primordial en el trabajo actual de Isabel Gil Sánchez. De una presencia apenas insinuada, las cartografías han ido ganando un progresivo protagonismo en la obra de la artista.
Recuerdo mundos (litografía y linoleograbado)

Inicialmente, este elemento acompaña a imágenes femeninas atrapadas en sus propias extremidades. Brazos y piernas se multiplican causando una opresión vital a las figuras, encarcelándolas no sólo física sino también psicológicamente.
En estas obras la aparición del mapa se limita, casi de manera anecdótica, a sectores puntuales de la superficie. Pero, más allá de las apariencias, esa supuesta presencia accesoria no es tal, pues refleja de manera un tanto velada el estado de caos mental que aqueja a las mujeres representadas, confusas al igual que si vagasen sin rumbo por las calles de una ciudad desconocida.

En tránsito IV (litografía y linoleograbado)

      La maduración del proceso creativo ha llevado a Isabel a suprimir la referencia figurativa y a otorgar autonomía plena a los mapas. Ahora, éstos se independizan y evolucionan hacia un mayor geometrismo de manera que su estética gana en abstracción. Se trata de un nuevo itinerario experimental, un camino en desarrollo que no se opone a una posterior reinserción de la alusión humana.

Las cartografías crecen y progresan como cualquier topografía urbana. Su organicidad les permite no mantenerse acotadas dentro de unos límites, de modo que también pueden adaptarse al espacio a modo de site-specific.

Cartografía site-specific para la exposición Landscapes

      La artista ha optado por la vía de la depuración formal y de la indagación cromática para la representación de estos mapas. Su fundamento se basa en la geometría estricta y en la reverberación del color. El resplandor del tono naranja contrasta con el blanco de la cartulina despertando la curiosidad del espectador quien, tras aproximarse atraído por los sugerentes reflejos anaranjados, aprecia que no se trata sólo de un dibujo abstracto sino que, a medida que asimila la cartografía, ésta pasa a tener un orden interno de recorridos mentales transitables.

Cartografía de Isabel Gil


Artículo publicado para la revista de arte y cultura alternativa 21 Le mag