domingo, 25 de enero de 2015

GIUSEPPE PANZA: LA COLECCIÓN DE ARTE COMO ZEITGEIST

“Las motivaciones que determinan la elección de las obras de arte contemporáneo radican en la conciencia interna del coleccionista.”

Giuseppe Panza

Giuseppe Panza

Sensible, profundamente reflexivo y de agitado intelecto, Giuseppe Panza (1923-2010) es uno de los nombres fundamentales dentro de la Historia del Coleccionismo. Como ferviente lector devoró todo tipo de materias: historia del arte, historia, filosofía, literatura, física, biología, astronomía… De todas y cada una de ellas supo extraer el jugo necesario que resolviese sus inquietudes y dudas, ayudándole a mejorar su capacidad de juicio, lo cual influyó de forma directa en el desarrollo de su colección.
La importancia de Panza radica en su manera de concebir el arte y el coleccionismo. Para el italiano el arte representa el espíritu de su época, es expresión de su tiempo. De tal modo que el concepto zeitgeist (Zeit/espíritu, Geist/tiempo), de raíz alemana, se convirtió en la clave que guiaría su trayectoria como coleccionista.

En 1956 adquirió en una galería parisina una obra de Tàpies. Fue su primera compra importante. La superficie matérica y el cromatismo terroso de esta pieza traducían el sentir convulso del momento histórico postbélico. El informalismo reflejaba el pesimismo vital que debido a ese contexto inundaba la psique de Panza.
Siguiendo esta línea y su convicción del arte como manifestación del espíritu de una época compró unos Otages de Fautrier. Estos Rehenes expresaban la angustia de Europa tras la guerra. Son obras que contienen el peso de la historia.

Dan Flavin

Ejemplo de coleccionista generoso y consciente del beneficio que esta actividad tiene para la sociedad, Giuseppe Panza sintió la necesidad de compartir su  obra, así como de conseguir unas condiciones óptimas de conservación y exhibición. En el texto titulado “Las motivaciones del coleccionismo”, recogido en la obra colectiva “Los espectáculos del Arte” coordinada por Francisco Calvo Serraller, el propio Panza señaló: “Como individuos que son, los coleccionistas están destinados a desaparecer, lo mismo que todo ser humano; pero su existencia no habrá sido en vano si contribuyen al conocimiento y a la conservación de las cosas creadas en el momento en que tuvieron la posibilidad de actuar, y que pueden resultar útiles para que las generaciones venideras puedan contemplarlas y obtener información. Es un proceso que trasciende nuestra individualidad.”

Villa Menafoglio

Por ello, parte de su colección se localiza en Villa Menafoglio (Varese). El objetivo que persiguió al instalarla allí fue beneficiar la contemplación estética de las obras presentándolas en un ambiente idóneo que ayudase a la comprensión de las intenciones creativas de los artistas.
A finales de los ochenta, consciente de la necesidad de accesibilidad de su colección a un público más amplio, Panza entró en contacto con instituciones públicas de relevancia internacional como El Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles y el Solomon Guggenheim de Nueva York. Así, aunque a día de hoy la Colección Panza esté dispersa entre El MOCA, la Fundación Guggenheim en sus distintas sedes (fundamentalmente en Bilbao) y Villa Menafoglio (gestionada por la FAI/Fondo per l´Ambiente Italiano) es un auténtico referente a nivel mundial.

La relevancia de la Colección Panza, además de aglutinar grandes artistas y obras emblemáticas, radica en su función de espejo que ofrece un doble reflejo. Por un lado, abandera la noción de zeitgeist reflejando el clima intelectual de la época en que su propietario la reunió. Y, por otro, es reflejo del propio Giuseppe Panza, es una colección autobiográfica que respondió a sus interrogantes vitales. La colección como una continuación de su Yo, una prolongación de su pensamiento puesto que el arte, como lenguaje universal, es una forma de conocimiento que significa y comunica.
  
Dan Flavin en Villa Menafoglio



Artículo publicado para Bcollector

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