sábado, 5 de abril de 2014

LA PERSISTENCIA DE "EL ÁNGELUS" DE MILLET EN LA MEMORIA DE SALVADOR DALÍ

     Salvador Dalí (1904-1989) nació en Figueres (Cataluña), una localidad situada  junto al Mar Mediterráneo y próxima a la frontera francesa.
En 1922 entró en la Academia Real de Bellas Artes de Madrid, de la que fue expulsado en dos ocasiones por su rebeldía. Su estancia en la Residencia de Estudiantes de la capital española le permitió conocer a Federico García Lorca y a Luis Buñuel, con quien  realizó la película Un perro andaluz, hito que marcó su inicio en el Surrealismo en el año 1929.

Por mediación de Joan Miró entró en contacto con André Breton en 1928. Al año siguiente conoció a Gala, esposa del poeta Paul Éluard, e inició una relación con ella. Gala se convirtió en su musa y se volvió omnipresente en su vida y en su obra. 


Ángelus, 1932

Sus escritos resultan fundamentales para comprender aspectos clave de su producción pictórica. La principal fuente para el análisis de la distintas versiones que realizó de El Ángelus es un texto escrito entre los años 1932 y 1935, al que tituló El mito trágico de “El Ángelus” de Millet. Esta obra del pintor francés, que conocía por una reproducción que sus padres tenían en casa, obsesionó a Dalí y fue motivo de incesante reflexión:

“El Ángelus de Millet se convierte de súbito para mí en la obra pictórica más turbadora, la más enigmática, la más densa, la más rica en pensamientos inconscientes que jamás ha existido.”

            Jean-François Millet (1814-1875) fue pintor del movimiento conocido como Realismo. Caracterizado por el compromiso con lo social, el Realismo abordó temas hasta el momento ignorados, elevando a la categoría de protagonistas de sus obras a tipos humanos que, de otro modo, nunca habrían tenido el honor de ser representados: campesinos, picapedreros, ferroviarios, lavanderas, mineros… Millet fue autor de óleos como El aventador (1848), El hombre de la azada (1850-1862), Las gavilladoras (1857) y La aguadora (1856-1862). Son obras que reflejan la sencillez y la dureza de los trabajos del campesinado. En ellas retrata a figuras solas o en grupos reducidos entre los que no hay comunicación. Son tipos monumentalizados pero despersonalizados, de facciones genéricas. Empleó cromatismos terrosos. En El Ángelus (1857-1859) las figuras inmóviles, contrastan con el gran espacio vacío en el que se localizan. La pareja campesina realiza un alto en su labor para rezar al atardecer, probablemente después de escuchar el toque de campanas de la iglesia representada al fondo.

El Ángelus de Millet, 1857-1859

                  Dalí interpretó el cuadro partiendo de su método paranoico-crítico, una de sus principales contribuciones al Surrealismo.  Éste consistió en un “método espontáneo de conocimiento irracional basado en la objetivación crítica y sistemática de las asociaciones e interpretaciones de los fenómenos delirantes.”
Dicho movimiento de vanguardia abogó por la libre asociación de motivos visuales y lingüísticos propugnados por André Breton en el Primer Manifiesto Surrealista.
Dalí defendió la paranoia como fuente de creatividad, no considerándola como un trastorno psíquico, sino como un método de alucinación para desenmascarar nuevos significados en elementos ya existentes. El surrealista dejó por escrito que este cuadro le hizo experimentar personalmente fenómenos delirantes y efectos obsesivos, llegando a causarle sensaciones de angustia y desasosiego. Se obstinó en descubrir aquello que escondía lo que, en apariencia, constituía una sencilla y tranquila plegaria crepuscular.
El artista llegó a solicitar al laboratorio del Museo del Louvre una radiografía del cuadro. A partir de la misma, dijo reconocer en la parte inferior del lienzo, a los pies de la mujer, una masa oscura con forma de paralelepípedo que, según su teoría, correspondería al ataúd de un niño ante el cual rezaría la pareja campesina. Millet, aconsejado por un amigo, habría suprimido este motivo de la obra.


Figura femenina como mantis religiosa

       Dalí consideró a Millet un pintor de tendencias eróticas, que abordó la temática sexual de manera eventual, siendo ese tipo de obras solamente conocidas por su círculo más íntimo.
Su tesis defendió que El Ángelus emana un latente contenido erótico, conclusión que alcanzó mediante el método de la asociación interpretativa. De este modo, el hombre del lienzo trataría de ocultar una erección tapándose con el sombrero, mostrando así una “actitud vergonzosa ante la virilidad”, recogiendo palabras del propio Dalí.
Por otro lado, el artista calificó de expectante y espectral la actitud de la mujer, asimilando su disposición con el carácter de la mantis religiosa. La conducta de esta figura femenina, sumida en una especie de meditación, parece estar a la espera de devorar al macho después de consumar el acto sexual.
Dalí complementó su teoría con unas palabras de claras connotaciones surrealistas:

¡El Ángelus de Millet, hermoso, como el encuentro fortuito, en una mesa de disección, de una máquina de coser y un paraguas!

La explicación a esta definición tan daliniana sería la siguiente:
-  El ambiente escenográfico del cuadro, solitario, crepuscular y en medio de la tierra labrada, correspondería a la mesa de disección.
-  El paraguas, por sus connotaciones fálicas, se identificaría con la figura masculina.
-  La máquina de coser, equivaldría a la figura de la mujer, pues su aguja perfora al igual que la mantis religiosa devora al macho tras el coito.


Atavismo del crepúsculo, 1933-1934

         En conclusión, la pareja campesina del lienzo se encuentra en un momento de espera previo a la agresión sexual. La situación del hombre está destinada a ser aquella que sufre el macho de la mantis religiosa. Para Dalí este insecto ilustra a la perfección el mito trágico de El Ángelus de Millet. Amor y Muerte. Eros y Tánatos.


Artículo publicado para Crac! Magazine Notas 

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